¿De qué tratan los estudios más recientes presentados o comentados en el congreso?
Se confirma en general que hay un cambio de paradigma importante en la Esclerosis Múltiple (EM). Hay ahora un mayor énfasis en el componente neurodegenerativo, en la progresión de la enfermedad. Ya está bastante cubierto el abanico terapéutico para tratar las formas iniciales, inflamatorias de la enfermedad con un importante arsenal terapéutico, con un inmunomodulador. Por supuesto hay ensayos en curso, pero el foco está claramente puesto en la progresión, lo neurodegenerativo.
¿Qué innovaciones hay en los abordajes para el tratamiento?
El abordaje más actual es de tratamiento temprano para evitar la necesidad de escalar con tratamientos más agresivos u opciones de alta eficacia que podamos reservar para etapas posteriores. En suma, no esperar a que el paciente empeore. Respecto de los diagnósticos, en EM está volviendo a la escena el líquido cefalorraquídeo. No sólo ya por la presencia de las bandas oligoclonales, sino también de diferentes marcadores inflamatorios del líquido CFR (tales como las cadenas kappa y lambda). Se habló extensamente de la importancia del diagnóstico diferencial de la neuromielitis óptica, una entidad cada vez más frecuente y similar a la EM que necesitamos conocer y diagnosticar de manera precisa para orientar el tratamiento adecuado.
¿Cuáles son las innovaciones terapéuticas más significativas?
Si bien los tratamientos vigentes en EM siguen ocupando un lugar importante, los medicamentos dirigidos a la molécula CD-20, los llamados anti-CD20 se están afianzando. Los tenemos en forma endovenosa y subcutánea, aprobados por entidades regulatorias extranjeras y locales. Otra novedad importante son dos nuevas medicaciones para la neuromielitis óptica aprobadas este año en Argentina: el satralizumab y el eculizumab.